En este tercer ejemplo veo necesario incluir un ejemplo positivo, ya que el pesimismo se iba apoderando de estas páginas poco a poco.
Para ello que mejor que el elemento arquitectónico más simple y que mejor identifica la arquitectura popular manchega, la casilla o quintería. Es mirar al campo manchego y encontrarlo salpicado de pequeñas construcciones blanqueadas que reflejan el sol en pleno verano y se confunden con la niebla y las heladas en invierno. Mejor dicho, esa sería una buena descripción valida hace 20-30 años. En la actualidad esas construcciones ya no están blanqueadas, están hundidas, con los muros de tapial expuestos a ser devueltos a la tierra de donde surgieron o transformadas en chalets de la "gran" "arquitectura rústica".
Pese a ello aún se observan buenos ejemplos de estas construcciones que captados con la luz y el encuadre adecuado consiguen transmitir la esencia de esta arquitectura.
La simplicidad, adaptación al medio y el programa de uso de estas casillas es tan claro que hace suponer que ha permanecido inamovible desde el principio, tal como expresaba Miguel Fisac.
Para próximos capítulos de quinterías explicaré esa simplicidad, ese programa de uso, evoluciones, texturas... de momento disfrutemos con esta fotografía. Disfrutemos del arbolado de olmos o pinos que reflejan sus sombras en las sucesivas capas de encalados y también del añil, almagre o verde para diferenciar huecos y zócalos.
Quinterías contiguas - Camino del Molino de Griñón, Daimiel.
Enero 2013
39º 7' 33,51'' N
3º 38' 54,63'' O
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